lunes, 10 de marzo de 2008

EXAMEN DE CONCIENCIA PARA NOVIOS ANTES DE CELEBRAR SU MATRIMONIO


Con gran cariño han preparado los detalles de su boda: la casa y los muebles donde van a vivir; el banquete de ese día y la lista de los invitados; el traje que van a llevar, todo lo han cuidado. Ahora los invitamos a terminar de preparar lo más importante para poder ser felices: su corazón. Y los invitamos a que lo preparen celebrando el sacramento de la confesión, el sacramento del perdón de Dios.
En la vida de la pareja el perdón es como la sal en las comidas: tiene que estar en todos los platos. El perdón, el que se pide y el que se da, es una forma privilegiada de crecer en el amor matrimonial. Nos ayuda a ser humildes, comprensivos, sencillos; a superar todo sentimiento de superioridad; a comprender y amar al otro tal como es, y a darle una nueva oportunidad cuantas veces haga falta; a llenar de sol y de esperanza los momentos grises de nuestra vida diaria.
El «yo te perdono siempre» de nuestro Padre-Dios, es el equivalente a decirles: «ánimo, yo que soy su creador, voy a estar con ustedes en esta nueva etapa de su vida. Su matrimonio tiene sentido porque yo los quiero y los querré siempre, vivan y gocen ese amor que les tengo; pero eso sí, procuren amarse el uno al otro como yo los amo.». El sacramento del perdón nos reconcilia con Dios, con los demás y con nosotros mismos, y nos da fuerzas para aprender a perdonarnos unos a otros.
Y es curioso ver que para perdonarnos, Dios sólo nos pide que nos perdonemos unos a otros. Por eso en el Padre Nuestro que nos enseñó Jesús rezamos «perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Y así es también en la psicología humana: no es capaz de pedir perdón el que no perdona, y a veces no se perdonan cosas que vienen de muy lejos. Y que pueden ser como el cáncer que mata el amor conyugal.
Por todo ello, en vísperas de celebrar el Sacramento del Matrimonio, como el último y más importante preparativo para su boda, los invitamos a que vengan a la Iglesia para pedir y recibir el perdón de nuestro Padre-Dios. No se preocupen si hace tiempo que no se confiesan, el sacerdote que los va a perdonar en nombre de Dios los ayudará. Pero eso sí, es necesario que estén dispuestos a perdonar a todos los demás: así tendrán un corazón nuevo, preparado por Dios para iniciar su vida matrimonial. No pueden empezar su vida de casados con un corazón envejecido por el pecado es decir por todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos.
El siguiente examen los ayudará a preparar la confesión. Es como “bucear” en el interior y ver mi vida y mi historia con los ojos de Dios. Háganlo personalmente en casa antes de venir a la Iglesia y juntos pídanle a Dios que los ayude a abrir las puertas del corazón para que el Señor entré y haga maravillas.


1. PONTE EN LA PRESENCIA DE DIOS
Es Dios quien te va a perdonar a través del sacerdote.
Reza pidiéndole que prepare tu corazón para recibir su perdón.
Recuerda el tiempo que hace que no te has confesado.

2. TU RELACIÓN CON DIOS
¿Tengo presente a Dios en mi vida? ¿Rezo con frecuencia?
¿Participo en la misa de los domingos?
¿Vivo el domingo como un día de alegría, de paz y de convivencia?
¿Blasfemo o digo palabras que van contra Dios?
¿Comparto mis bienes con los más pobres que yo?
¿Tengo verdaderamente a Cristo como modelo?
¿Estoy contento de ser cristiano? ¿Participo activamente en la Iglesia?

3. TU RELACIÓN CON LOS DEMÁS
¿Quiero y respeto a mis padres y a las personas mayores?
¿Les ayudo y les doy el cariño que necesitan cuando son mayores?
¿Me gusta criticar o murmurar?
¿Guardo rencor o estoy peleado o no me hablo con alguien?
¿Hago a los demás lo que no quiero para mí?
¿He robado, engañado o me he aprovechado de alguien?
¿Miro con envidia a los que tienen más dinero que yo?

4. TU RELACIÓN CONTIGO MISMO
¿Respeto mi cuerpo y el de los demás como regalo de Dios?
¿Mi máxima aspiración es tener dinero y gozar en la vida?
¿Qué lugar ocupa el trabajo/profesión en mi vida?
¿Bebo en exceso, o tomo droga?
¿Conduzco irresponsablemente, sin respetar las normas de tránsito?
¿Soy consciente de que el sexo no es un mero instrumento de placer y de que se expresa plenamente en el matrimonio cristiano?
¿Respeto a las personas del otro sexo?
¿Intento evitar todo lo que me podría llevar a una vida desordenada?
¿Mantengo siempre la ilusión, la esperanza y el espíritu de servicio?

5. EN RELACIÓN A MI NOVIAZGO
¿Cómo ha sido este tiempo de noviazgo? ¿Qué “balance” hago de él?
¿He tratado de aprender a vivir en este tiempo el amor que me enseña Jesús: que no tiene envidia, que no busca el mal del otro, no hace competencia, dignifica al amado, es paciente, es servicial, todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo soporta?
¿Respeto y trato con cariño a mi novia/o?

COMO CONCLUSIÓN…..
¿Encuentro en mi interior alguna situación, acontecimiento, pensamiento que me producen tristeza y remordimiento y desearía entregárselo al Señor antes de este paso decisivo?