viernes, 17 de octubre de 2008

REVIVIENDO SALADILLO 2008



CARTILLA JOVENES DE 12 A 14 AÑOS
Ponemos a tu disposiciòn la cartilla que se trabajo en los grupo de 12 a 14 años en la XXIX Peregrinaciòn DIocesana de Jovenes al Saladillo... puede servir para la lectura personal o para trabajarla en grupo
PRIMER MARCHA: EL ESPIRITU SANTO Y NOSOTROS

Para compartir: ¿Quién es el Espíritu Santo? ¿Qué sabemos de él? ¿Qué hace en nosotros?

Para muchos el Espíritu Santo sigue siendo el gran desconocido, es por eso que necesitamos conocerle, y no sólo esto sino que hay que recibirlo en nuestro corazón como “guía”, como “Maestro interior” para que entusiasmados por su Fuerza seamos testigos de Jesús y protagonistas en la Iglesia.
El Espíritu Santo es Dios, la tercer persona de la Santísima Trinidad. El es el amor entre el Padre y el Hijo. También llamado Paráclito (Jn 14,16), es nuestro defensor, nuestro abogado y amigo de los discípulos de Jesús. Él nos anima siempre en la Verdad. Nos enseña como maestro y amigo, el camino que nos permite conocer al Señor y vivir según su Palabra. Nos da fuerza, como a los discípulos la mañana de Pentecostés, para dejar de lado el temor y ser valientes defensores del Reino y del Evangelio. Este Espíritu es el que nos consuela y viene en ayuda nuestra en situaciones límites (Mt 10,19-20).
El Espíritu Santo inspira en nosotros la Vida Nueva de Jesús. Él es el animador de todo el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, y acrecienta ese Cuerpo con nuevos miembros a través del Bautismo. El Espíritu Santo se vale de nosotros para que el mundo conozca a Dios. Nos regala sus dones y frutos desarrollando en nosotros las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad.
El Espíritu Santo, nos hace presente a Jesús Vivo en nuestros corazones y en la Iglesia, es el mismo Dios que nos habita, que nos dinamiza, que nos reúne. ¡Ven Espíritu Santo!, que esta sea nuestra oración y nuestro mayor deseo.

Para compartir: ¿Qué aprendimos de nuevo sobre el Espíritu Santo? ¿cuál es su misión? ¿Qué hace en nosotros y en la Iglesia? ¿cuáles son los dones que el Espíritu Santo nos regalo a los jóvenes para el bien de la Iglesia? ¿Pedimos el Espíritu Santo?


Hacemos juntos una oración pidiendo el Espíritu Santo, respondemos: ¡Ven Espíritu Santo!


SEGUNDA MARCHA: EL SACRAMENTO DEL ESPIRITU SANTO

Para compartir: Preguntar en la patrulla quienes recibieron la Confirmación ¿Cuándo la recibieron? ¿Quién fue el ministro? ¿Qué significo la confirmación para mi? ¿Cómo estoy viviendo ese regalo del Espíritu Santo?
A los q ue todavía no la recibieron: ¿estoy haciendo la catequesis para la confirmación? ¿cómo me estoy preparando para recibir ese Sacramento? ¿qué significa para mí? ¿porqué habrá jóvenes que no la reciben y otros que viven como si no estuvieran confirmados?


En el Bautismo nacemos a la vida de Hijos de Dios, por la fe de nuestros padres y padrinos recibimos el Espíritu Santo y sus dones; nos incorporamos a la familia de la Iglesia .La Confirmación nos da una fuerza especial para testimoniar y glorificar a Dios con toda nuestra vida (cf. Rm 12, 1); nos hace íntimamente conscientes de nuestra pertenencia a la Iglesia, «Cuerpo de Cristo», del cual todos somos miembros vivos, solidarios los unos con los otros .Todo bautizado, dejándose guiar por el Espíritu, puede hacer su aporte a la edificación de la Iglesia gracias a los carismas que Él nos da, Y cuando el Espíritu actúa produce en el alma sus frutos que son «amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí.
En la Confirmación fuimos o seremos «sellados» con el don del Espíritu y enviados para ser testigos de Cristo. ¿Qué significa recibir la «sello» del Espíritu Santo? Significa ser marcados para siempre, renovados y cambiados, significa ser nuevas criaturas. Para los que han recibido este don, ya nada puede ser lo mismo. Estar «bautizados» en el Espíritu (confirmados) significa estar enardecidos por el amor de Dios. Haber «bebido» del Espíritu significa haber sido refrescados por la belleza del designio de Dios para nosotros y para el mundo, y llegar a ser nosotros mismos una fuente de frescor para los otros. Ser «sellados con el Espíritu» significa además no tener miedo de defender a Cristo, dejando que la verdad del Evangelio impregne nuestro modo de ver, pensar y actuar, mientras trabajamos por el triunfo de la civilización del amor.


Para meditar: ¿cómo estamos viviendo esto de ser nuevas criaturas? ¿Cómo damos testimonio de la belleza del Evangelio? ¿En que lugar nos cuesta más? ¿A que cosas le tenemos miedo a la hora de anunciar a Cristo con fuerza y valentía?

TERCER MARCHA: PROTAGONISTAS Y TESTIGOS DE LA VIDA QUE NOS REGALA JESUS

Para compartir: ¿quién ha experimentado la fuerza del Espíritu en su vida? Se anima a contar su experiencia.

Leamos este testimonio:
Me llamo Gabriel, tengo 16 años, estando en tercer año invitaron a todo mi curso a participar de los grupos juveniles de la Parroquia, y con algunos comenzamos a ir. En un encuentro de oración y amistad estando en la Vigilia de Pentecostés sentimos la Fuerza del Espíritu para dar testimonio de Jesús. Fue una noche como otras, pero con un tinte especial, ya que el compartir la vida y la oración con otros, el meditar algunos textos del Evangelio y cantar al Señor para que cumpla su promesa la hacía especial. Allí empecé a sentir que todo ese fuego que el Señor me había dado, no podía quedar oculto en mi, tenía que contagiarlo de alguna forma a los otros. El lunes en la escuela les compartí a algunos compañeros la hermosa noche que había pasado el sábado y el hermoso regalo que Dios me había hecho dándome el Espíritu Santo. Sentí una fuerza que me animaba y me quitaba el miedo y la vergüenza. Algunos de mis compañeros se rieron pero otros quedaron motivados por los que les conté y empezaron a venir al grupo conmigo. Sentí una gran alegría de ser testigo de Jesús.

Para compartir: ¿Cómo es nuestro testimonio ante nuestros compañeros? ¿nos da alegría ser testigos de Jesús?

Nosotros los jóvenes tenemos que anunciar con nuestras palabras y con nuestra vida que Jesús es el único que nos da la verdadera felicidad.
Escuchemos lo que nos dice el Papa Benedicto XVI:
Queridos amigos, la vida no está gobernada por el azar, no es casual. Vuestra existencia personal ha sido querida por Dios, bendecida por él y con un objetivo que se le ha dado (cf. Gn 1,28). La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias, por útiles que pudieran ser. Es una búsqueda de lo verdadero, bueno y hermoso. Precisamente para lograr esto hacemos nuestras opciones, ejercemos nuestra libertad y en esto, es decir, en la verdad, el bien y la belleza, encontramos felicidad y alegría. No os dejéis engañar por los que ven en vosotros simplemente consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar como belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad. Cristo ofrece más. Es más, ofrece todo. Sólo él, que es la Verdad, puede ser el Camino y, por tanto, también la Vida. Así, “el camino” que los Apóstoles llevaron hasta los confines de la tierra es la vida en Cristo. Es la vida de la Iglesia.

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